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(F 6.3, 1/125, 50.80 mm, ISO 160) |
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(F 5.4, 1/50, 55.00 mm, ISO 800) |
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(F 6.3, 1/125, 50.80 mm, ISO 160) |
El inicio de la época de lluvias representa el comienzo de nueva vida, los hongos forman sus cuerpos fructíferos y los musgos, mis plantas favoritas del jardín, encuentran condiciones óptimas para desarrollarse hasta formar los esporofitos, esas estructuras verdes en forma de poste de luz, conformadas por un pie o estípite, una cápsula (donde se resguardan las esporas) y la confia, en este caso una estructura en forma de gorrito que sirve como un tapón que retiene a las esporas y que al caer, permitirá que estas se liberen al medio para iniciar un nuevo ciclo de vida.
Aunque diminutos, y relativamente simples, los musgos son plantas fascinantes que crecen a modo de tapetes verdes en superficies, de modo que si nos adentramos con el apoyo de una lupa o un estereoscopio, observaremos que estos organismos forman diminutos bosques, pequeños ecosistemas bajo nuestras narices. Son estas cualidades, junto con su diseño anatómico, lo que dia tras dia me llama a ver cómo han cambiado estos bosques con el paso de las estaciones, a ver madurar esos esporofitos, y a descubrir que la vida, por más pequeña que sea, no deja de ser maravillosa.
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